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MANUEL AGUDO GIMENA, sacerdote y periodista
MANUEL AGUDO GIMENA, sacerdote y periodista - .
MANUEL AGUDO GIMENA, sacerdote y periodista - .

DON MANUEL AGUDO GIMENA.

De Iznatoraf al cielo.

 

Ildefonso Alcalá Moreno

Manuel López Pegalajar

 

 Hace unos meses, nos dejó don Manuel Agudo Gimena, una de las personalidades más influyentes e importantes del siglo XX en Jódar, por su intensa trayectoria cultural y social. Sin lugar a dudas, don Manuel Agudo forma parte del ilustre elenco de personalidades galdurienses del pasado siglo XX, su personalidad arrolladora, su particular carácter, su forma de ser y estar... Fue don Manuel además de sacerdote, escritor, periodista y poeta. Le gustaba mucho el dibujo y suyas son muchas rotulaciones y gráficos de sus publicaciones.

Nació en la villa de Iznatoraf, en Torafe como gustaba llamarla, el 14 de octubre de 1930, fueron sus padres Mateo Agudo Diéguez, de profesión ebanista, y María Dolores Gimena Martínez, tuvo dos hermanos Maximiliano y José. Fue bautizado el 26 de octubre en la Parroquia de Ntra. Sra. de la Asunción de su pueblo natal.

Son años difíciles en Andalucía y España por el enfrentamiento social, político y religioso que tiene lugar y que nos llevaría a la Guerra Civil. Estas circunstancias influirían en la infancia de nuestro biografiado, con el brutal asesinato del párroco de su pueblo, acrecentando su devoción por la Virgen de la Fuensanta, patrona de las cuatro villas.

La primera comunión la hizo con el mimo y catequesis de su madre apoyada en el Catecismo Ripalda. D. Manuel recordaba que lo que más le atrajo de todas las enseñanzas, entonces, fueron las referentes a "cómo ayudar a misa". A partir de septiembre de 1939 asiste al colegio de la SAFA en Villanueva del Arzobispo con su hermano y otros niños de Iznatoraf que tienen que hacer el viaje de ida y vuelta, diariamente, de Iznatoraf a Villanueva. Esta situación se prolongaría hasta la primavera del 1941 cuando toda la familia se instala definitivamente en Villanueva.

D. Manuel recordaba como el Padre Villoslada contrató a su padre para que dirigiera el taller de carpintería de la SAFA elaborando mobiliario y material para los colegios de la SAFA en Úbeda, Baena y Villanueva. El joven Manolo Agudo, como cariñosamente le llamaban, pasó de la SAFA de Villanueva el curso 1942-43 al Seminario diocesano de Jaén donde realiza los estudios eclesiásticos, obteniendo el Presbiterado, con inmejorables notas.

Fue ordenado sacerdote el 12 de junio de 1954 en la capilla del seminario por el obispo de Jaén don Félix Romero Mengíbar, que confería las primeras Órdenes de la diócesis, dada su reciente posesión el día 30 de mayo. Su primera misa la preside en la iglesia parroquial de San Andrés de Villanueva del Arzobispo el 20 de junio, acompañado de todos sus feligreses. Hasta que en el mes de julio recibe su primer nombramiento ministerial como coadjutor de la Parroquia de Santiago en Jimena y encargado de la Parroquia de La Asunción de Garciez.

Don Manuel que siempre fue una persona inquieta y vivaz, empeñado en la propagación de la Fe, encauza sus dotes de poeta y de escritor, fundando en 1956 la revista “Cánava” que dirige hasta septiembre de 1963. Con “Cánava” don Manuel se adelanta a su tiempo unos años, haciendo suyas las directrices que años más tarde marcará el Concilio Vaticano II.

Al fallecer el párroco de Jimena don Lope Píñar pasa a ser ecónomo el 31 de octubre de 1958. Le dio posesión de la Parroquia el arcipreste de Mancha Real don Emilio Palop Soro y actuó de testigo el párroco de Pegalajar, don Rafael Martínez Díaz el 12 de diciembre del citado año. Con ánimos renovados el 15 de febrero de 1958 inicia su actividad la Junta Parroquial pro-reconstrucción y ampliación del templo de Santiago de Jimena de la que se hace cargo como presidente, siendo su gran obra emblemática en Jimena, de las 500.000 pesetas iniciales de presupuesto se pasó a los más de 3.600.000 pesetas de la época, a través de intensas y extensas campañas y donaciones, que devolvieron a la iglesia de Santiago el esplendor que debieron pensar para ella sus primeros constructores, y que las penurias la hicieron carecer de una tercera nave, otra cosa es la forma en que se hizo aquella obra, pero cuyas pautas restauradoras aún no se conocían, el 26 de mayo de 1961, fue bendecida la remozada iglesia por el obispo de la diócesis.

Finalizada esta obra su labor continúa con la creación del Patronato "Nuestra Sra. de la Asunción" de Garciez para construir 60 viviendas que en entrevista aparecida en “Cánava” con fecha 5 de agosto de 1961, don Manuel decía: "Si no me metiera -solucionadas muchas cuestiones previas que requería esta empresa- me remordería la conciencia y pesaría sobre mi vida este modo infrahumano de vivir de unos hermanos nuestros. Estoy convencido de que ésa es por ahora la voluntad de Dios. El Sr. obispo ha alentado desde el primer momento la empresa y es necesario llevarla a cabo". A las viviendas de Garciez, no sin ingrata polémica, le siguen las de Jimena, con el fin de ubicar a las cien familias que vivían en cuevas. Será la última empresa de envergadura que lleva a cabo en Jimena, pues en septiembre de 1963 es relevado de la Parroquia y toma posesión como Párroco de La Asunción de Jódar.

Fue muy dura para don Manuel su llegada a Jódar, quedaba atrás la labor del anterior párroco don Antonio Cuadros Romero, y su relevo de la parroquia en escandalosas circunstancias propiciadas por su compromiso serio por la defensa de los marginados de las cuevas y de los trabajadores de la industria espartera. Comenzaba para él una tormenta, como la que se producía el día de su toma de posesión el 11 de septiembre de 1963.

Pasaba de dos parroquias rurales a una compleja parroquia de más de 15.000 habitantes, a una ciudad de grandes carencias, donde la aptitud de la Iglesia debía de ser comprometida, ante el silencio de unos poderes estatales y la impotencia de los locales que llevaban años de promesas pero nada de soluciones efectivas, así comenzaron grandes campañas para ayudar a los necesitados: campañas de Navidad, corridas de toros, partidos de fútbol, tómbolas, la continuación de las 40 viviendas del Patronato “San José” iniciadas por el anterior párroco, y el desarrollo de éstas actividades a través de los medios comunicación y el fomento de la cultura, creando la primera emisora de radio Parroquial, donde se organizaban las anteriores campañas solidarias, posteriormente vino la adquisición del cine-Teatro Principal desarrollando actos culturales, las nuevas normativas estatales en esta materia de medios de comunicación dieron final a estas actividades, que estuvieron a punto de convertir la emisora local en provincial.

Eran tiempos difíciles para la Iglesia con la incertidumbre para la aplicación de los nuevas pautas emanadas del Concilio Vaticano II, era una época de desorientación general donde sacerdotes y laicos no acababan bien de situarse, creándose no pocos conflictos entre mantener las estructuras organizativas de apostolado anteriores o iniciar una renovación, también el régimen franquista comenzaba un ligero aperturismo. Fueron los años 60 dedicados a continuas tandas de ejercicios espirituales y de desarrollo de la catequesis de niños, de eliminación de viejos privilegios en los templos como los bancos y reclinatorios privados, la misa de cara al público y en castellano, la celebración de la “Semana de la Juventud”…El ímpetu apostólico de don Manuel le causó más de una vez enfrentamientos y malentendidos.

Pero la situación social en Jódar seguía alarmante. Ante esto, en 1966, don Manuel inicia en la prensa nacional una amplia campaña de denuncia del chabolismo, de las condiciones infrahumanas de 3.000 personas viviendo en más de 400 cuevas, revistas como “Semana”, periódicos como “Pueblo”, “Ya”, o “ABC” se hacen eco, entre el asombro de la España del desarrollismo y el turismo y el sonrojamiento de autoridades; creándole no pocos problemas personales. Volvieron a venir las promesas, los ecos de la reciente de visita del ministro de la vivienda, pero todo quedó en el papel, la prensa del Estado: Diario “Jaén”, se defendía y sacaba del “baúl de los recuerdos” lo hecho en 25 años, pero el “viacrucis” quedaba en los llanetes de Vistalegre, Pocico, Barrancohondo y otros, como decía su antecesor: don Antonio Cuadros.


Los ímprobos esfuerzos desde la alcaldía, tocaron “conciencias” y van logrando que con “cuentagotas” vayan llegando los proyectos y obras de colegios, el instituto de bachillerato, el agua potable, la red de alcantarillado, algunas viviendas, la urbanización de la ciudad, la casa de la cultura y biblioteca, la casa de la juventud, proyectos de riegos, consultorio médico... poco a poco Jódar va convirtiéndose en una moderna ciudad hasta desaparecer la totalidad de las cuevas a finales de los años 70 comenzado un amplio programa constructivo de nuevos barrios.

Con este cambio, don Manuel se dedica a la reconstrucción de la Iglesia del Santo Cristo de la Misericordia que culmina en 1968 invirtiendo un millón de pesetas; iniciando los trabajos de una fundación con escuelas, guardería y centro social para mujeres y niños, comenzando las obras junto al anterior templo, apoyando a iniciativas empresariales locales, creándose el arciprestazgo de Jódar, del que fue su arcipreste, así como administrador parroquial de la Parroquia de Fátima hasta 1972 y de las pedanías del Donadío, y los núcleos de los pantanos de Doña Aldonza y de Pedro Marín. En 1971, a través de la celebración de la popular “Fiesta de la Espiga” desarrolla una de las campañas de apostolado más importantes del siglo, culminando en una de las celebraciones más brillantes de cuantas se habían organizado en la diócesis de Jaén, resaltando el nombre de Jódar por doquier, aunque incomprendidas por el nuevo obispo que buscaba nuevos aires alejados del “nacionalcatolicismo”, nombrándose a partir de 1972 un párroco en la iglesia de Nuestra Señora de Fátima, parroquia que desde 1960 había dependido de la de La Asunción.

Encauzados ya los problemas sociales se dedica a los espirituales y culturales, y crea en 1972 su gran proyecto formativo y cultural: la revista parroquial “GALDURIA” como órgano de apostolado en las familias y como vínculo informativo de la ciudad y de sus miles de emigrantes. Con un formidable equipo y con una profesionalidad arrolladora se inicia una de las más fructíferas aventuras editoriales de la provincia y quizás de Andalucía, los 50.000 ejemplares quincenales de sus hojas de “orientación y vida cristiana” la avalan, su presentación tipográfica a todo color la ennoblecen, sus contenidos le daban prestigio, aunque también hubo las normales críticas como en todo. Ahí están números con un extraordinario sentido periodístico como el dedicado al terrible accidente escolar del año 1974, o el número especial dedicado a la Virgen y al trabajo o el especial de las obras de restauración de la iglesia de la Asunción, por sus miles de páginas ha pasado la historia de Jódar y de la Iglesia católica.

Su presencia en hogares era ya cotidiana, contribuyendo más al “orgullo Jodeño”. En 1975 nace Ediciones “GALDURIA” una apuesta personal que ha dado miles de libros que hoy se reparten por todo el mundo, y junto a ellos el nombre de Jódar. “Devocionario de los Fieles y Cantos Gregorianos” con sus seis ediciones, “Catequesis de Primera Comunión” con sus seis ediciones, “La Doctrina de Jesucristo” en exclusiva mundial para lengua española y “Oración al Atardecer” de María Josefa García, así como múltiples folletos sobre oraciones y devociones.

Con la llegada de la democracia, y sobre todo durante la transición política, la Iglesia vive momentos parecidos a los postconciliares, y son muchos los que se apartan de las prácticas públicas religiosas, apareciendo un nuevo problema social para los galdurienses: la elevada tasa de paro, que carece de soluciones ante la recesión económica, la nula presencia industrial, la crisis agrícola...ante estas circunstancias la vida social se tensa propiciándose huelgas y continuas manifestaciones, continuando la labor callada de ayuda, a través de organizaciones como Cáritas de Fátima y el apoyo económico de los párrocos a los necesitados que llaman a la puerta, así como el mantenimiento de las tradiciones y costumbres, con un decidido apoyo a las cofradías y hermandades librándolas de su extinción. Su peculiar carácter, la circunstancias vividas: concilio-transición política y su espiritualidad incardinada en el Opus Dei modelaron una imagen estereotipada, para muchos, lejana a la realidad de este hombre, que con el paso del tiempo se fue diluyendo con el mayor acercamiento a la sociedad y vida cotidiana de la ciudad, fue uno de los últimos sacerdotes que se desprendió de la tradicional sotana en la diócesis.

La ciudad vive momentos tensos, don Manuel continúa su labor; así se reconstruye la capilla del Baptisterio, la sacristía mayor y la casa parroquial con importantes obras también en estos espacios en la Iglesia del Santo Cristo. La tensión llega a su punto más álgido cuando la iglesia es ocupada el Viernes de Dolores de 1984 por los jornaleros que querían así presionar a las autoridades para conseguir sus reivindicaciones, quizás fueron los momentos más duros en sus 38 años de Párroco, la tensión llegó hasta el punto de decidir, con la aprobación del propio Obispo, la suspensión de la salida de las cofradías, decisión muy dura, que sólo quiso tranquilizar el ambiente de crispación que se vivía.

Con la normalización de la vida social galduriense retoma el viejo proyecto de guardería y centro social “Santísimo Cristo de la Misericordia” consiguiendo a través de cientos de donaciones construir un “monumento a la solidaridad”, que finalmente fue culminado por el actual párroco Miguel José Cano López como centro parroquial, quizás el mejor de la diócesis por su acabado estético y sobre todo por su vitalidad. Con este proyecto don Manuel retoma con aires renovados su actividad apostólica y social, a pesar de pasar por experiencias familiares dolorosas: la larga enfermedad de sus padres y hermanos... las obras de “La Guardería” fueron el renacer de una de las mayores experiencias colectivas de solidaridad realizadas en Jódar, con el apoyo e ilusión desde el Ayuntamiento hasta el último galduriense repartido por el mundo, participando niños y jóvenes, adultos y mayores, con continuas campañas y colectas, las nuevas normas para este tipo de centros imposibilitaron los fines originales de tal empresa y el edificio quedó inconcluso, alguien valoró aquella obra  “como las de antes, de piedra” en más de 300 millones de pesetas de la época.

En febrero de 1989, se inician las obras de restauración de cubiertas o tejados de la Iglesia de la Asunción, financiadas por la Junta de Andalucía, en ellas la experiencia de don Manuel en la reconstrucción de dos templos, hizo posible el máximo aprovechamiento de tal manera que las obras se ampliaron a una restauración total e íntegra de la iglesia, llegando las mismas hasta el año 1992, habilitando el salón bajo del edificio de la Guardería como iglesia provisional. La inversión llevada a cabo en la iglesia de La Asunción superó los 60 millones de pesetas.

El 14 de marzo de 1992 era bendecida la “pequeña catedral” de La Asunción – en palabras del propio Obispo-, entre el asombro de visitantes y fieles por el cuidado y esmero. Con aires renovados, y superado un terrible accidente de tráfico, que le “cambia su vida”, en palabras del propio don Manuel; revitaliza la revista “GALDURIA” y los movimientos apostólicos de la parroquia, potenciando nuevas experiencias en un nuevo resurgimiento, trabajando en la culminación de proyectos como la idea de una residencia de mayores y apertura de nueva calle junto a ella, la restauración integral de la Iglesia del Santo Cristo, la creación del archivo parroquial en la segunda planta de la torre, la edición de una Guía de la Iglesia de La Asunción y de la “Historia de Jódar en cómic”, la permanente y diaria ayuda a los necesitados...

La ciudad reconoció esta labor a don Manuel en 1974 con la concesión del primer “Capacho de plata”, máxima distinción de la época concedida por el Ilmo. Ayuntamiento y con  el título de “Socio de Honor” de la Asociación Cultural “Saudar” por sus trabajos de recuperación del patrimonio histórico, artístico y documental de la ciudad y por la difusión de la misma a través de la revista “GALDURIA”, pero quizás el mayor reconocimiento sea el cariño y respeto que se ha llevado de todos los Galdurienses. La Hermandad patronal del Santísimo Cristo de la Misericordia le rindió un homenaje el 14 de septiembre de 2009, nombrándolo “cofrade de Honor” y “escudo de oro” de la Hermandad.

Con motivo de la visita pastoral al arciprestazgo de Mágina en 2001, el obispo comunica su cese como Párroco de La Asunción y su nombramiento como Canónigo de la catedral de Jaén y adscripción especial a la catedral de Baeza. El día 24 de agosto en una solemne eucaristía se despedía emocionado de sus feligreses, recibiendo varios obsequios, como sus ropas de canónigo. Abandonaba entre el repique de campanas quien durante 38 años rigió la parroquia encaminándose a su nuevo destino…

El 4 de octubre de 2001, era investido como canónigo de la catedral de Jaén, al acto asistieron más de medio millar de galdurienses en cinco autobuses fletados desde la ciudad. En la catedral desarrolló una intensa labor apostólica que le hizo ser muy conocido por los habitantes de la ciudad de Jaén, continuando con su labor de edición de la revista “GALDURIA” y su editorial, por concesión que amablemente le dejó el actual Párroco de la Asunción y el consejo parroquial. Fueron años plenos de vitalidad y de rejuvenecimiento, los trabajadores de la catedral y el propio cabildo  lo reconocen, “llenó la catedral de vida” siendo tesorero del cabildo y dedicando muchas horas de confesonario en su capilla de Santa Teresa y San Pedro Poveda, cuyo confesionario regaló, fomentando el culto a San José. La villa de Jimena le dio una de las grandes alegrías de su vida: reconocer su labor allí con la dedicación de una plaza con su nombre. También fueron años de sobrellevar en silencio enfermedades del cuerpo y dolores del alma, incomprensiones y olvidos, también de nuevas amistades, nuevos feligreses, nueva vitalidad… Nunca olvidó a su Iznatoraf natal y estaba atento a cualquier noticia del mismo, sintiendo emoción cuando lo visitaba, sobre todo el barrio “el solano”. Lo mismo que el santuario de la Virgen de la Fuensanta en Villanueva del Arzobispo. Don Manuel fue de aquellas personas que ejercitaban el dicho “que no se entere tu mano derecha, de lo que haga tu mano izquierda” y así ayudó a muchas familias, personas e instituciones sociales, como el generoso donativo de varios millones de pesetas que dio para ayudar en la construcción de la nueva Parroquia de Fátima. Al final de sus años se fue como decía el poeta Machado “ligero de equipaje” pero con el corazón casi lleno de su fecunda labor pastoral y personal. El 1 de septiembre de 2010 fallecía en Jaén, sepultándose en el cementerio municipal de Jódar. En 2011 el ayuntamiento de Jódar, por unanimidad, lo nombró "Hijo Adoptivo de Jódar" y "Escudo de oro" de la ciudad a título póstumo, dedicándole la plaza del Pilón con su nonbre "Plaza don Manuel Agudo Gimena".

Desde estas líneas, gracias don Manuel por contribuir con su trabajos, oraciones y proyectos a mejorar la vida cultural, social y religiosa de esta ciudad. Que Dios le pague todo el bien que hizo por aquellas parroquias donde pasó. Fue don Manuel un sacerdote lleno de Dios y de audacia…