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Socios de Honor
PEDRO MARTÍNEZ MONTÁVEZ, Arabista
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Por encima de su amplio curriculum, don Pedro Martínez Montávez es una persona sencilla, afable, generosa y comunicativa, he tenido la gran suerte de conocerlo en sus visitas a Jódar, y su magisterio, sus forma de pensar y analizar, y su paz…impregnan el ambiente de quienes son interlocutores en ese momento.

            Todos los presentes sabemos que don Pedro Martínez Montávez es actualmente uno de los grandes arabistas españoles y de los más influyentes en todo el mundo. Reconocemos su aportación al arabismo, y más concretamente, su apuesta por una línea de investigación enfocada al mundo árabe contemporáneo, que tantos discípulos y seguidores tiene en la actualidad, corroborando así su acierto y conveniencia en un ámbito en el que los estudios del árabe clásico tenían tanto peso y tradición. No sólo por el prestigio nacional e internacional que tiene como arabista, sino, además, porque él viene a significar en el arabismo español una nueva forma de pensar y actuar en un momento determinado, en el que se acerca al arabismo español desviándose de los antiguos moldes ideológicos en los que el antiguo arabismo español se forjó a lo largo de los años. Y lo hace para mostrarnos otra imagen de los Estudios Árabes e Islámicos, la imagen del mundo árabe contemporáneo, de los estudios árabes contemporáneos, línea a la que muchos arabistas no se habían atrevido a entrar o si acaso la miraban de soslayo.

            Don Pedro Martínez enseñaba y enseña que “…que en árabe se habla todavía, que en árabe se escribe y que en árabe se están tratando de elaborar nuevamente fórmulas culturales que respondan a las exigencias de nuestro tiempo”, coherente con sus ideas nace la revista Almenara, que crea en torno a sí una escuela, una nueva escuela. El profesor Martínez Montávez, no sólo se ha limitado al estudio científico del mundo árabe contemporáneo, sino que ha dado muestras de un serio compromiso intelectual con su conflictiva realidad. Ha logrado salir del marco académico para plasmar sus ideas sociales y políticas en numerosas revistas, tanto españolas como extranjeras; lo hemos visto en debates y entrevistas en televisión, pronunciando conferencias en España y en otros círculos extranjeros. En definitiva, el profesor Martínez Montávez ha llegado al arabismo español para cubrir de forma institucional ese espacio casi en blanco de compromiso con la actualidad del mundo árabe con la que el arabismo español ha estado en deuda durante mucho tiempo.

Desde que fuera rector de la Universidad Autónoma de Madrid en los años 1978-82, creó un modelo de universidad al servicio de la sociedad y en estrecha conexión con ella. Hay que destacar, en este sentido, su tarea de acercamiento social y de divulgación de muchos de los aspectos de los estudios árabes e islámicos a través de su labor como traductor y como divulgador, y muy especialmente de la poesía árabe contemporánea sin dejar la poesía árabe clásica. Sus traducciones poéticas muestran una técnica y una sensibilidad que yo diría de auténtico poeta verdaderamente envidiable. Con su labor como traductor y divulgador de éste y de otros aspectos ha logrado acercar el mundo árabe a un público ajeno al arabismo, facilitándole su aproximación a la cultura y conocimiento del mundo árabe actual.

            Pero antes de todo esto, don Pedro había nacido en Jódar en el año 1933, un 30 de junio, aquel Jódar lleno de conflictividad obrera y miseria de los años 30 del pasado siglo, pronto murió su madre, y huérfano marchó con su padre a Madrid a buscar nuevos horizontes…, pero creemos que se llevó consigo esa genética galduriense de rebeldía ante las injusticias, de solidaridad y de entendimiento…

            El propio profesor, definía su vida como: un niño de guerra y de posguerra, un niño de guerra civil y de posguerra civil, esto quiere decir que desde un principio en mi están depositadas una serie de imágenes, una serie de vivencias que evidentemente han ido condicionando mi vida y mi existencia. Ser niño de guerra y de posguerra supone que has visto la muerte, el hambre, la miseria y el dolor; no que lo has visto, que lo has vivido, que lo has sufrido. Brevemente quiero decir que mi madre murió cuando yo tenía tres años, mi padre estuvo primero en la Guerra y luego en la cárcel algún tiempo. Y ese es el marco en el que me formo y me empiezo a constituir. Lo agradezco, lo he agradecido mucho y ¿por qué? Pues lo he agradecido fundamentalmente (y esto lo he visto después) porque como dice Abã-l-‘At~hiyya: Una vida que termina en la muerte es una vida llena de amargura”. Sigue apuntando que tiene: una confianza casi ciega en la alegría, en la vida y en la esperanza. Soy un hombre esperanzado, soy un hombre que ama profundamente la vida y soy un hombre que cree en esas cosas. El que haya tenido que pedalear cuesta arriba durante mucho tiempo me ha supuesto que cuando pedaleo cuesta abajo lo hago con mayor alegría y con mayor entusiasmo”.

            Sus indecisiones juveniles las reorientó su padre cuando le dijo que:de política nada y de filosofía tampoco”, por lo que se matriculó en la Facultad de Filosofía y Letras, y tomó como asignatura opcional el árabe, quizás él mismo dice que por el hecho de ser andaluz, y no quiero hacer antropología cultural fácil con esto, pero seguramente un andaluz lleva depositadas una serie de resonancias arábigas que van saliendo con el tiempo, una serie de cosas que desde niño has visto y van aflorando después”. Pero la personalidad de profesores como don Emilio García Gómez, don Elías Terés, Cabanelas, Diego Angulo,  Santiago Montero o Francisco Cantera lo van atrayendo cada vez más al arabismo, licenciándose en historia y  Filología semítica.

En estas historias y sobre todo estudiando el viejo Egipto surge su compañera Mercedes Lillo, y marcha a Egipto con 23 años y recién casado, tras haber estado un año en Marruecos. En Egipto nacen sus hijos… y comienza una apasionante aventura descubriendo un pueblo, una lengua, allí comenzó a conocer a los árabes… Y para Pedro surgió una vinculación mía, una filiación, un acercamiento cordial al mismo tiempo que cerebral, un intento de fundir corazón y cabeza al estudio del mundo árabe, que hasta ahora me sigue acompañando. Entre 1958 y 1962 fue director del Centro Cultural Hispánico (actual Instituto Cervantes) de El Cairo, y al mismo tiempo director de la Sección de Español en la Facultad de Lenguas de la universidad cairota. Se doctoró en filología semítica por la Universidad Complutense de Madrid, donde fue profesor entre 1962 y 1969. Obtuvo la cátedra de Historia del Islam en la Universidad de Sevilla, donde ejerció entre 1970 y 1971, para trasladarse luego a la Universidad Autónoma de Madrid, donde trabaja desde entonces y de la que ha sido vicedecano y rector, así como director del departamento de árabe e Islam y del Instituto de Estudios Orientales y Africanos, convirtiendo a aquella universidad en un foco democrático y de cultura abierto a todos.

Es miembro de la Academia de la Lengua Árabe de Ammán y ha sido presidente de la Asociación de Amigos del Pueblo Palestino. Su trabajo se ha centrado en el campo del pensamiento y la literatura árabe contemporáneas, terreno en el que ha sido precursor dentro del arabismo español, más centrado hasta entonces en el estudio del legado andalusí y en la lengua árabe como lengua clásica. Pedro Martínez Montávez ha sido crucial para dar a conocer al público hispanohablante a autores contemporáneos como Naguib Mahfuz, Nizar Qabbani, Mahmud Darwish. Pertenece también al Consejo Asesor de la Casa Árabe. Este año recibió la "Medalla de Oro de Andalucía", concedida por la Junta de Andalucía y posee otras muchas distinciones.

Es autor, entre otras obras, de: Poesía árabe contemporánea (1958); Poemas amorosos árabes, antología de Nizar Qabbani (1965); Poetas palestinos de resistencia (1974); Perfil del Cádiz hispanoárabe (1974); Exploraciones en literatura neoárabe (1977); Ensayos marginales de arabismo (1977), El poema es Filistín. Palestina en la poesía árabe actual (1980), Introducción a la literatura árabe moderna (1985) o Literatura árabe de hoy (1990).

Es Hijo Predilecto de Jódar desde 1983 por un acuerdo unánime del Ayuntamiento, así como Escudo de Oro de la ciudad de Jódar, su calle natal, la antigua Vistahermosa, lleva desde 1987 su nombre, así como el Aula Magna del Instituto de Bachillerato "Juan López Morillas" de Jódar. Gracias a la Asociación Cultural "Saudar" fue conocida por sus paisanos su trayectoria, al ser la primera entidad local que le tributó un reconocidísimo homenaje al nombrarlo "Socio de Honor" en 1983.

Finalmente su manera de pensar la encontramos cuando dijo que: “A ti que combates las mentiras de las taifas, yo creo que esas taifas quizá existan, aunque las cosas han cambiado mucho afortunadamente y me parece muy bien, y como he sido defensor de la Córdoba Omeya, pues evidentemente el taifismo no me gusta y participaré en todo lo que sea por su permanencia (la de la Córdoba Omeya), pero creo que el panorama ha cambiado y mejorado, aunque arrastremos todavía algunas importantes secuelas en ese sentido. Para mi terminar con ello sería bastante fácil, supone practicar lo que todo hombre culto debería practicar, es decir el diálogo, la negociación, la comprensión del otro y justificarlo desde su perspectiva y no desde la tuya. Si sabes que nada está cerrado en la vida, ni el arabismo ni nada es un jardín secreto ni cerrado. Todo tiene una pluralidad de horizontes y de perspectivas y si tú eres hombre de tu tiempo sabes que tu aventura tanto personal como científica consiste en tomar una opción personal para ti y respetar las que tomen los demás”.

Para don Pedro “Andalucía es para mí como dice Fernando Quiñones en un poema cuando se refiere a lo andaluz, dice: “es una secreta máquina de llanto”. No hay una definición más bonita que esa de un andaluz emigrado, de un morisco, no la he encontrado en muchas ocasiones”. Recordamos cuando se le puso el nombre a una calle de nuestra ciudad, junto a la casa donde nació, y él humildemente pidió que se siguiera llamando por las gentes como siempre lo había hecho “Vistahermosa”… He tenido el gran honor que prologase el libro que hoy iba a ser presentado, problemas técnicos lo han impedido, espero que muy pronto podamos contar su presencia en la presentación de esa otra historia medieval de Jódar y su castillo, hoy les dejamos con este “andaluz de lejanías”, con este “arabista de cosas modernas” y en silencio oigamos su magisterio y su enseñanza

 

Ildefonso Alcalá Moreno

Cronista Oficial de la ciudad


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